miércoles, 23 de abril de 2008

Sobre la sonrisa

La sonrisa de Mona Lisa es misteriosa; la del Guasón, traviesa, y la de Buda, beatífica. Los seres humanos sonríen, cada uno a su manera, desde el principio de los tiempos.
Estas muecas ancestrales encierran varios significados: alegría, diversión, afabilidad, burla, desdén, lujuria y engaño, por nombrar algunos. Toda la paleta de emociones está representada en esos gestos. Lo que se sabe, además, es que independientemente de la emoción, involucran a muchos músculos y nervios, comenzando con uno llamado séptimo nervio craneal que abandona el cerebro y se dirige al rostro, y en el punto en donde la mandíbula se une con el cráneo, se divide.
Algunas de sus ramas viajan hasta los músculos de la frente, otras hasta los ojos, otras hasta la nariz y otras hasta las mejillas, labios y mentón. Cuando el séptimo craneal envía su mensaje al rostro, éste sonreirá.
Según la emoción de que se trate, el cerebro enviará distintas instrucciones al rostro. Esa fue la conclusión de un joven médico del siglo XIX llamado Guillaume Duchenne. Que se dedicó a visitar hospitales de París llevando un aparato que valiéndose electrodos aplicaba electricidad a los rostros de sus pacientes. A medida que sus caras se se modificaban, él recreaba un mapa de los nervios y músculos faciales.
Mientras hacía esto, notó que en la gama de expresiones faciales humanas se podían notar dos tipos de sonrisas. Una que se detiene en los labios, y otra que se extiende a toda la cara, hasta los ojos.
Una sonrisa que abarca a los ojos, concluyó Duchenne, es genuina, ésa que pasó a ser conocida hasta el día de hoy como "Sonrisa Duchenne". La clasificación, pese a su antigüedad, atravesó años sin modificaciones.
Pasado un siglo desde esos estudios, los científicos que analizan las expresiones faciales comenzaron a aplicar corrientes eléctricas directamente al cerebro.
Y descubrieron que el hecho de estimular determinadas áreas es capaz de provocar una sonrisa, y que una estimulación más fuerte aún puede hacer que una persona se ría.
Las zonas involucradas con una sonrisa amable y voluntaria (como la que se intercambia con un cajero de banco, por ejemplo) no son las mismas que las que se activan con una sonrisa genuina (como la que surge al ver a una persona amada o al escuchar un buen chiste).
Los investigadores también se ocupan de otro de sus misterios. Tienen pruebas de que al ser un preludio de la risa, puede ayudar al cuerpo a curarse. Algunos estudios sugieren que la sonrisa genuina es capaz de poner en funcionamiento el sistema inmunológico. En serio.
"Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra"

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